Preguntas Frecuentes
Psicoanalista en Barcelona
¿QUÉ ES EL PSICOANÁLISIS?
Tomando como punto de partida el descubrimiento de Sigmund Freud de una nueva concepción del síntoma entendido como un resultante de una articulación del Yo con el inconsciente no exenta de conflictos el psicoanálisis se propone como una suerte de camino de conocimiento y reconocimiento de identificaciones y desidentificaciones que permitirán a un sujeto hacerse cargo de su deseo y su problemática.
Como paradigma teórico abierto, no concluso, el psicoanálisis ofrece un modo de ver y entender al ser humano y la causa de sus sufrimientos. Es una disciplina científica que tiene como objeto el conocimiento de la estructura, desarrollo y dinámica de la mente humana, que permite entender cómo enferma y que trabaja con herramientas específicas al servicio de un sujeto posibilitando que pueda pasar, en palabras de Freud, de la miseria neurótica común al malestar común singular.
En otras palabras, fobias, miedos, obsesiones, dudas, tristezas, paranoias, malestares, y tantos otros consituyen una inabarcable amalgama de síntomas de los cuales la persona no es capaz de dar otra cuenta más que por su presencia y descripción. El saber del psicoanálisis trazaría un auténtico camino de descubrimiento donde el sujeto que emerja pueda llegar a situarse de un modo singular ante el desplegamiento de su conflicto y los motivos subyacentes.

“La contribución del psicoanálisis a la ciencia consiste, justamente, en haber extendido la investigación al ámbito anímico”.
Sigmund Freud, 35ª conferencia (1932)
¿QUIÉN PUEDE SOLICITAR UN ANÁLISIS?
No es necesaria ninguna condición especial para que una persona pueda acudir a un psicoanalista. Muy comunmente el desencadenante que lleva a alguien a un psicoanalista es la percepción de lo que podemos llamar una destitución subjetiva del Yo; es decir, la constatación de que uno mismo no llega a ser capaz de dar cuenta de algo que le hace síntoma; de lo que siente o de lo que le ocurre, o de por qué siente lo que siente o le ocurre lo que le ocurre, en definitiva, de que uno mismo es algo más, y que se desconoce.

¿PARA QUÉ SIRVE UN PSICOANÁLISIS? ¿EN QUÉ ME PUEDE AYUDAR EL PSICOANÁLISIS?
Ya sea en el discurrir del día a día, en el trabajo, con la familia, en el amor, emergen preguntas, dudas a las que uno mismo no sabe dar respuesta. Algo no va bien en mi vida y no sé qué es, algo no encaja, siempre repito los mismos errores, me pasa algo y no sé por qué, no soy capaz de superar una pérdida, no consigo salir adelante, no sé lo que quiero, ¿qué debo hacer?, etc… expresiones todas que remiten a un saber insabido; un saber que el propio sujeto no sabe que sabe, o jugando todavía más con las palabras, un saber sabido sin saberse. Tengo ansiedad, estrés, insomnio, me siento deprimido, etc… Un psicoanálisis propone una profundización en la estructura y mecanismo de los procesos mentales que gestionan nuestras emociones y que subyacen en lo cotidiano; un camino de descubrimiento y de conocimiento profundo.

¿CUÁNTO DURA UN PSICOANÁLISIS?
Es esta una cuestión que Freud trató de contestar en lo que será su prácticamente último artículo “Análisis terminable e interminable” (o también traducido como “Análisis finito e indefinido”). Un análisis termina cuando psicoanalista y paciente dejan de reunirse para sus sesiones. Una obviedad. Pero ¿qué condiciones deben darse para llegar a dicha terminación? Si tomamos la vertiente terapéutica de un psicoanálisis afirmaríamos que esperamos la desaparición del padecimiento asociado al síntoma que llevó al análisis, habiendo superado con el trabajo analítico resistencias, angustias e inhibiciones. Así mismo, el analista puede juzgar que ya no es posible el afloramiento de nuevo material patógeno. Genéricamente podría hablarse de una transformación, también de un proceso de revelación, de un darse cuenta, de una apertura interna, de una mirada más extensa sobre uno mismo, sobre su otro interno y sobre lo/s demás. Este camino de liberación es de las ataduras a las que somete la neurosis común abriendo la posibilidad a la emergencia de una auténtica singularidad, a la vivencia dichosa de la vulnerabilidad, a la subversión del sujeto que en asunción protagonista desplaza la posición victimista previa, y que indefectiblemente abre caminos que estaban cerrados o que eran totalmente insospechados. En suma, consiste en poder pasar en la vida de la tragedia a la comedia.
Entonces, ¿cuánto dura un análisis? El sistema de medida cronológico del tiempo resulta insuficiente para valorar un análisis. Hablamos de un tiempo lógico. Las primeras entrevistas y las entrevistas preliminares son el marco necesario para que el analizante pueda conformarse como tal, siendo ese ya un primer escollo. Deberá entrar de modo efectivo en la destitución yoica; ese dejarse llevar críticamente por el sujeto de lo inconsciente y poder entregarse a la liberación asociativa no reflexiva que permitirá poder formular un juicio no defensivo, y adquirir un compromiso como analizante. En ese momento se inicia el primer tiempo lógico del análisis que se corresponde con el instante de la mirada; de mirarse, de verse. El análisis producirá unos emergentes que van a ser material para armar una comprensión del sujeto del inconsciente y que permitirán conocer y situarse ante el deseo; algo así como las implicaciones de las preguntas ¿qué me pasa?, ¿qué quiero?, ¿qué debo hacer? Es el momento del segundo tiempo lógico, el tiempo para comprender; la comprensión está lejos de ser inmediata, de ser evidente, de ser sencilla para el sujeto, quien podrá situarse ante ese nuevo conocimiento, e ir desgranando sus entresijos. Más allá, en palabras de Jean Alluche, “hay un verdadero foso entre la interpretación de algo y tomarlo efectivamente en cuenta”, lo que nos lleva al tercer y último tiempo, el tiempo de concluir.

¿CÓMO FUNCIONA UN PSICOANÁLISIS?

El acceso al [lo] inconsciente en un psicoanálisis se obtiene a través de lo que denominamos sus formaciones. Son formaciones del inconsciente el síntoma, los sueños y los lapsus o actos fallidos. La herramienta que utilizamos para descifrar las formaciones del inconsciente es la asociación libre, que se erige como la regla fundamental en una sesión de análisis y para el analizante consiste muy precisamente en “decir todo lo que se le venga a la cabeza”. Hablaremos de la necesidad de una destitución subjetiva en la medida en que el/la analizante se deja llevar por aquello que es hablado/a y actuado/a, aún creyendo que “el/ella controla”. Necesariamente pasa por la aceptación yoica de que uno, como dice Freud, “no es amo en su propia casa [de sí mismo]”. Se le pide que verbalice lo que le venga a la mente, sin importar cuán insignificante, trivial, desagradable o inapropiado pueda parecer la idea, pensamiento o imagen.
En ese acto, el sujeto habla al psicoanalista pero como hablándose a sí mismo, a ese otro que hay en sí mismo. En eso consiste la transferencia. Freud, remite la duda, el titubeo, al propio sujeto, en la medida en que es el propio sistema del sujeto en su relación con ese otro interior que primero ha reprimido, y que posteriormente pone en juego, en la transferencia, haciéndoselo sostener al analista.
El síntoma mismo en psicoanálisis traduce una incomprensión velada del sujeto de algo suyo (su-yo) fundamental. Lacan definía la transferencia como la puesta en acto de la realidad de lo inconsciente; es precisamente porque hay una falla del saber respecto del sujeto (el analizante no sabe lo que le pasa) que éste se dirige a un sujeto supuesto saber [el analista]. Pero el analista, ¿qué sabe él? El objeto del saber del analista no es intrínseco sino un saber del otro-sujeto del inconsciente, que debe manifestarse y poder escucharse y leerse desde su producción discursiva y la puesta en juego singular de su palabra, desde, como decíamos al principio, sus formaciones o manifestaciones. Es decir, el analista, escuchando el discurso del yo-analizante presta atención no a su, sino al del sujeto del inconsicente que se manifiesta sin ser reconocido por el propio analizante; el analista sabe de la existencia de él, cuenta con él. Así que se tratará de devolver al analizante aquello que es de él, de disolver esta transferencia mediante el trabajo analítico de restitución interna del saber de lo inconsciente excluido. Es en esto precisamente que la transferencia es fuente de lo que se llama: resistencia.